En memoria a los 8 periodistas
Por: Milagros Zumaeta Soplin
El PCP Sendero Luminoso se estableció en la comunidad de Ucchuraccay en 1982, bajo el mando de “Martín”, una maestra del pueblo y quince comuneros más. Llegaron a formar sus primeras bases de apoyo implantado una ideología, cuyo accionar era “violencia y muerte”. De esta manera logran calar suspicazmente en la conciencia de muchos ucchucayarinos sembrando en ellos conceptos errados sobre la revolución y transformación de un país que desde hace mucho tiempo estaría gobernado por una clase política mezquina, corrupta y centralista.
Durante los primeros años de la década de los ochenta SL intensificó sus acciones logrando así, erradicar la presencia policial en Huanta, Tambo, Huanchao, Macabamba entre otras comunidades, llevando a cabo la destrucción de puestos policiales, sangrientas emboscadas contra militares y ejecuciones a autoridades locales. Esta fue una las grandes estrategias que empleo Sendero en su: II plan militar denominado “La guerra de guerrillas”, cuya acción fue fortalecer en tiempo record al PCP, con el reclutamiento de jóvenes y mujeres a través de reuniones que se llevaban a cabo en la única escuela de la comunidad con el fin de doctrinarlos y hacerlos formar parte de la mal llamada “guerra popular”.
La violencia en Ucchuraccay cada vez iba en aumento y las autoridades que se oponían a esta descabellada revolución popular de SL, eran amenazados y eliminados en presencia de sus familiares. Ante esta actitud cobarde, los comuneros deciden enfrentarse al terrorismo y para ello buscaron la ayuda de pobladores de Cunlla, Ccocha, Tambo y otros pueblos que estuvieran de acuerdo en acabar con Sendero. No se abstuvieron de buscar también el apoyo de las fuerzas del orden, ya que de esta manera escapaban de ser aliados estratégicos de sendero. Es así como Ucchuracay asume un importe liderazgo en lo que se refiere a la “Primera Rebelión Multicomunal Contra SL”.
Desde entonces la muerte de terroristas en distintas comunidades de Ayacucho como (Huanchao, Macabamba, y Ucchuraccay), era un hecho desde que los campesinos decidieron tomar la justicia por sus manos; Mientras tanto los rumores acerca de la aparición de un grupo terrorista en la sierra peruana crecía en la ciudad capital y resto del país. Autoridades como el presidente de la Republica y los altos mandos militares, enterados de los acontecimientos respaldaban las acciones de los comuneros, producto de ello se decidiò enviar a Ucchuraccay vìa helicóptero, a un destacamento de militar para dar indicaciones e instrucciones explicitas a los pobladores, de cómo combatir al terrorismo, además de llevar alimento como reconocimiento por parte del presidente de la republica que en ese entonces era el (Arq. Fernando Belaunde Terry), a las diferentes comunidades por las acciones emprendidas en contra de Sendero Luminoso.
La violencia, el temor y la desconfianza se apoderaba cada vez más de Ucchuraccay. Fue entonces que un 23 de enero de 1983 precisamente en esta comunidad quechua de la provincia de Huanta, ocurre una masacre, como nunca antes se había registrado en la historia; eran las tres de la tarde, cuando ocho hombres de prensa y un guía bajaban de las cumbres del cerro Wachwaqasa, instigados por la curiosidad y el deber de llevar a cabo una misión informativa se acercaban a la muerte (los Ucchucayarinos habían recibido ordenes explicitas por parte los militares de matar a todo aquel extraño que se acercara a la comunidad a pie, pues ellos solo lo harían en helicóptero), para ese entonces 470 pobladores era lo que la localidad de Ucchuraccay tenía. Todos ellos atemorizados y llenos de ira, veían acercarse al grupo de desconocidos que simplemente los calificaron como “terroristas” y que días atrás- según ellos- habían aniquilado de un balazo en la cabeza a su autoridad municipal, ante la congoja y el repudio de todos los presentes; Desde ese entonces los pobladores decidieron vengarse sin percatarse que aquellos confundidos foráneos eran periodistas.
Ya frente a frente los enfurecidos ucchuraccayinos acorralaron a los ocho visitantes y a los pocos minutos, mientras otros corrían persiguiendo al guía que había dejado a los periodistas en la cumbre del pueblo; En una actitud bélica los campesinos entre hombres, mujeres y jóvenes portando palos, hachas, piedras y lazos atacaron ferozmente a los periodistas hasta hacerlos caer y rematarlos con crueldad; luego los desnudaron, robaron sus ropas y pertenencias. Al llegar el anochecer, sus cuerpos yacían en los alrededores de la iglesia totalmente flagelados y destrozados absolutamente desconocidos. Desde ese entonces y durante dos días, el silencio absoluto se apodero de esta parte del territorio peruano.
El 28 de enero este infierno vivido, ya era conocido ante la prensa, pero no se sabia cuantos eran los asesinados, ni que eran periodistas. La noticia no pudo ser mas alarmante y escalofriante, cuando todos los diarios de la capital informaban que los fallecidos eran: Eduardo de la Piniella, Pedro Sánchez y Félix Gavilán del (diario Marka); José Luis Mendívil; Willy Retto (reportero gráfico de El Observador), Jorge Sedano, de (La Republica); Ovidio García, de Oiga; y Octavio Infantas de (Noticias de Ayacucho), hombres de prensa cuyo destino lamentablemente estaba marcado por una muerte súbita donde la piedad jamás existió, también habían matado a Juan Argumedo quien sirvió de guía a los periodistas, que pese a ser conocido por los ucchuraccayinos, igual cruelmente fue asesinado y enterrado pero nunca se supo dónde. De esta manera la población de Ucchuraccay, castigo a los ocho periodistas y un guía, argumentando su presumible alianza con el Partido Comunista Peruano Sendero Luminoso.
Después de estos hechos, la violencia continuó en esta parte del territorio, más de un centenar de comuneros fueron asesinados por Sendero y como consecuencia de ello, Ucchuraccay quedo en una total desolación, la población huyó de la violencia terrorista desesperadamente hacia los pueblos aledaños e incluso a la ciudad capital. Pese a haber sido un pueblo pacífico, esta comunidad siempre estuvo olvidada por las autoridades como sucede hasta hoy. Jamás tuvo un sobresalto, pero después de aquella masacre de la cual fueron responsables los comuneros instigados por el terror, Ucchuraccay quedó tan triste que un año después desapareció de nuestro mapa político. Todo fue abandonado las casas, los animales, y los sueños.
Años mas tarde, para ser exactos diez, quienes no se acostumbraron a otra tierra ni a otro cielo, regresaron. Fue entonces que 1993 veinticuatro familias deciden regresar a fundar un nuevo Ucchuraccay sin olvidar – claro esta- que alguna vez esta comunidad había sido elegida por Sendero como punto de inicio para llevar adelante sus planes y actos terroristas; desechando de esta manera y por un sucio botadero el concepto y valor por la vida humana.
Siempre se pensó que esta masacre había sido cometida por los “Sinchis” (militares), sin embargo dos comisiones: donde una de ellas fue presidida por el (escritor) Mario Vargas Llosa, el (Decano del Colegio de Periodista) Mario Castro Arenas y el (jurista) Abraham Guzmán Figueroa, quienes tres semanas después de la masacre se reunieron con los comuneros en Ucchuraccay, llegaron a confirmar que los autores de este hecho, fueron los confundidos comuneros, exaltados por el terror que Sendero Luminoso había sembrado en ese lugar. La segunda investigación fue realizada por el Poder Judicial dictaminando como responsables directos a dos campesinos y ordenando la captura de otros catorce; según fuentes oficiales, este proceso siempre fue llevado de forma confusa y prolongada.
La noticia de esta masacre causó mucho dolor y duro mucho tiempo, el hecho es que la muerte de estos ocho periodistas no solo representa lo peligroso de la profesión, sino todo lo que puede ocasionar el fenómeno psicológico del terror.
viernes, 14 de marzo de 2008
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario